15 de julio de 2015

Leer en voz alta a los niños mejora su lectura y vocabulario

Leer y explicar a los niños las palabras de los libros ilustrados contribuyen a que adquieran más vocabulario, conociendo vocablos menos comunes de los que se usan en las conversaciones, y que aprendan a leer más fácilmente.

Leer a los niños en voz alta historias de libros que están ilustrados ayuda a favorecer su alfabetización y a que tengan más vocabulario que si se les habla, según se recoge en una investigación realizada en la Universidad de California. De hecho, el estudio señala que leer en voz alta es la mejor manera de ayudar a los niños a desarrollar el dominio de la palabra y la comprensión gramatical, que constituyen la base para aprender a leer.
Estas lecturas tienen que hacerse con libros ilustrados, ya que la investigación también ha comprobado que este tipo de textos y dibujos son mejores para este objetivo y propician entre dos o tres veces más, en comparación con otros ejemplares, que los padres y los hijos incluyan palabras en sus conversaciones, que habitualmente no se encuentran entre las 5.000 palabras en inglés que son más comunes.
El estudio, publicado en The Journal of Literacy Research, refleja que compartir la lectura del libro ilustrado es una buena estrategia para preparar a los niños para la alfabetización y que sean más competentes en esta área, aparte de favorecerse que aprendan a leer.
 

Para llegar a estas conclusiones, los investigadores compararon las palabras de 112 libros ilustrados de títulos como Goodnight MoonIf you give a mouse a cookie y las conversaciones entre los niños y los adultos. En este análisis, se emplearon dos bases de datos de palabras. Una de ellas era de 64 conversaciones de 32 madres con un bebé de 2 años y cinco meses mientras interactuaban con juguetes, mientras que la segunda se centró en 2,5 millones de palabras pronunciadas por los padres y cuidadores con niños de 36 meses de edad.
Este análisis permitió identificar el número de palabras poco comunes y determinar que los dibujos de los libros que eran analizados tenían más vocablos de ese tipo que los que se empleaban en las conversaciones.
Además, la investigación se ha basado también en los hallazgos de la Universidad de Kansas en la que se hizo una comparativa entre padres que hablaron unas 620 palabras a sus hijos de promedio en una hora y aquellos progenitores con trabajos profesionales que pronunciaron un promedio de 2.150 palabras por hora.
Esta comparativa reflejó que a los tres años los niños de padres con trabajos profesionales habían escuchado 30 millones de palabras más que los otros, evidenciándose además que también habían aumentado más rápidamente su vocabulario y que conseguían calificaciones más altas en los exámenes de IQ que los otros niños de tres años o de más edad.
Pese a la diferencia existente entre ellos, la investigación apunta que la lectura de libros ilustrados tendría un efecto positivo para los niños de todas las clases sociales porque lo que limita la lengua, incluso en los adultos bien educados, son ciertas reglas del discurso al decirse más los vocablos más utilizados y los que se han hablado recientemente.
Ante estos resultados, los investigadores animan a que los niños pronuncien las palabras y se les explique su significado si no está claro en el contexto de la historia, ya que este proceso ayuda a construir su vocabulario. Aparte, existen otros beneficios como aprender a escuchar, lo que redunda a su vez en que el niño va a ser mejor en lectura porque “los buenos oyentes van a ser buenos lectores”.
 Además, recomiendan que los niños elijan los libros que les interesen para que sean más activos y se comprometan más con el aprendizaje, así como que los editores incluyan un tamaño de letra más grande y más legible para que los niños puedan fijarse en las palabras y no solo en las imágenes.

Más información:
Two Different Communication Genres and Implications for Vocabulary Development and Learning to Read. University of California

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