Comparto este artículo sobre Julio Verne:
Mi Verne de ayer, mi Verne de hoy
IRENE VASCO
Hablar de Jules Verne es hablar de muchos idiomas, de muchos mundos, de viajes. Es ir hasta el centro de la Tierra, a la Luna, al otro lado del universo en barco, globo, cohete o submarino. Hablar de Julio Verne es afirmar que este autor llevó a los jóvenes de varias generaciones por recorridos insospechados en su época. Hice parte de esos millones de lectores del siglo XX.
A lo largo de la vida de Verne, apenas se asomaban al mundo la máquina de coser, el revólver, el telégrafo, la anestesia (¿quién de ustedes se dejaría sacar una muela sin anestesia?), el dirigible, el ascensor, el fútbol, el metro, la fotografía, el teléfono, los bombillos eléctricos, el fonógrafo, la máquina de escribir (seguro los más jóvenes nunca han visto una), los chicles, el submarino, el automóvil, los patines, la bicicleta, las gaseosas, la motocicleta, el cine y la radio. El primer vuelo en avión se realizaría apenas dos años antes de la muerte de Verne.
Cuando nací, todo esto ya existía. Pero en mis lecturas infantiles de la obra de Jules Verne, sentía que este autor tenía una mirada visionaria que le permitía acelerar el curso de la historia y adelantarse al tiempo.
La verdad es que Verne no era tan visionario como se dice. En la Europa del siglo XIX, el tema de la ciencia estaba de moda. Los viajes de exploración se multiplicaban y los inventos marcaban el interés del mundo entero. Francia hacía grandes aportes en este sentido. El espíritu colonialista y mercantilista obligaba a abrir nuevos mercados y eso significaba conquistar territorios e inventar nuevos productos.
Jules Verne nació el 8 de febrero de 1828 en Francia, en Bretaña, para mayor exactitud. Esta es una aclaración importante pues, al igual que en Colombia, los franceses son regionalistas y hablan con orgullo de sus costumbres locales.
¿Qué libros leyó cuando niño, qué paseos hizo, a qué jugó? Eso no lo sabemos pues Verne se negaba a hablar sobre sí mismo. Como él mismo decía, “la historia de mi vida no tiene ningún interés, el relato de mis viajes tampoco, un escritor sólo interesa a su país o al mundo entero en cuanto escritor”. Por eso son pocas las biografías.
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A pesar de su discreción, sabemos que Verne nació en medio de una familia burguesa, con tradiciones arraigadas. Éstas marcaron el destino del niño Jules, quien, desde pequeño, escribía versos de amor a su prima Caroline y obritas de teatro para ser representadas por marionetas.
El carácter bretón de su padre tuvo gran influencia en su educación. Pierre Verne exigía que su hijo fuera abogado como él y que heredara su bufete. Este fuerte padre se convirtió en uno de los héroes más recurrentes en la obra de Verne. Los protagonistas de sus novelas fueron hombres aventureros, intrépidos, perseverantes, inteligentes, recursivos, orgullosos.